Patrocinio es un bello nombre para un Domingo de Ramos de incertidumbre. Los partes matinales no eran nada halagüeños y las hermandades estuvieron expectantes ante la evolución meteorológica de la jornada.

Pero, como le pasó a Moisés y al pueblo hebreo, las aguas se apartaron para que la luz reinara en la tarde del Domingo de Ramos, para que se abriera el portalón de la Casa Hermandad de la Sagrada Cena y la luz rompiera cualquier incertidumbre.

La madre, Patrocinio, contemplaba la escena mientras el pueblo esperaba a que la Cruz de Guía traspasara el dintel que da gloria al Domingo de Ramos. Previamente, el sacerdote venezolano Carlos Norberto, en su primera experiencia cofrade, daba los tres golpes en la puerta para que saliera la Cofradía.

De repente, el impresionante Misterio de la Sagrada Cena comenzaba a avanzar a los sones de la Banda de Jesús Resucitado de Badajoz para buscar la Plaza de España donde, con un repertorio de lujo, el paso de la Sagrada Cena bendijo al numeroso público que, con aplausos, agradecía el esfuerzo costalero.

Todo era luz y júbilo en una Plaza que parece que se agranda cuando llegan las Cofradías. El Señor del Amor, el que nos entrega su cuerpo y su sangre en la Última Cena, se hizo inmenso en el Templo de Diana donde la JOCME provocaba un silencio sublime mientras la Sagrada Cena comenzaba a buscar su barrio, su Casa Hermandad.

Les he dicho que en la Plaza todo era luz ¿No? Pues nada comparable como la sensación que produce la presencia de Nuestra Señora del Patrocinio, «La señorita de La Argentina», en su caminar entre los naranjos de la Plaza.

El olor del azahar se fundía con el incienso provocando una inmensa sensación que desata todos los sentidos. Elegancia en los andares, en su exhorno floral, en su palio, en su candelería presidida en la primera tanda por velas rizadas, porque dentro de la sencillez, siempre hay sitio para la elegancia.

Patrocinio, el nombre más bonito para un Domingo de Ramos de incertidumbre, se lució a los sones de la Banda de Música de Talavera la Real que, de forma magistral, iba encadenando marchas.

Pero hubo un momento mágico en la Plaza. El estreno de la marcha «Amanecer», de la Banda de Música de Talavera. Y, sinceramente, amaneció el Domingo de Ramos en la Carrera Oficial. Las costaleras de Nuestra Señora del Patrocinio, el nombre más bonito para un Domingo de Ramos de incertidumbre, se crecieron y parecía que el paso no andaba, sino que volaba, dejando un reguero de lágrimas en las costaleras que iban de relevo.

Así las cosas, la hermandad completó su recorrido, en volandas, llegando a su barrio y a su Casa de Hermandad rozando la madrugada. ¡Qué bello es ver cerrarse la puerta de un Domingo de Ramos con la Madre iluminada con toda su candelería!. Esperemos que Patrocinio sea el nombre bonito de una Semana Santa de incertidumbre, ella nos protege bajo todas su advocaciones. Ella, como cualquier madre, no nos puede fallar.